Capítulo 110
Capítulo 0110
Julio se sorprendió. ¿No fue ella quien dijo que le gustaban las joyas?
-¿Estás segura?
La expresión de Julio se volvió gradualmente fria.
Silvia lo miró, pensaba que definitivamente había olvidado por completo lo que había dicho antes.
-¡Acepto regalos de cualquiera, excepto de ti!
Dicho eso, empujó a Julio y subió rápidamente las escaleras.
Al ver la fria figura de Silvia, Julio arrojó con rabia directamente la caja de regalo a la basura. No había comido nada en toda la noche, y además de estar resfriado, ahora le dolía un poco el estómago.
No sabía muy bien qué le pasaba hoy, al ver la lujosa pulsera que le envió un cliente, recordó claramente las palabras que Silvia había dicho cuando fingía tener amnesia.
-Puedo decirte que me gusta maquillarme, también me gusta la ropa bonita y llamativa, y me gustan demasiado las joyas. ¡Realmente se estaba causando graves problemas a sí misma!
El rostro de Julio estaba en ese momento sombrio, y se sentó muy enfadado en el sofá.
La Silvia de ahora no lo complacía, volvió sola a la habitación, se baño y se fue a descansar. El médico le dijo que debía mantener la calma y no trasnochar, de lo contrario, la enfermedad volvería de nuevo a aparecer. Ayer, su oído volvió a causarle problemas.
Julio se sentó en el sofá durante aproximadamente media hora, escuchando muy atenta cómo los ruidos en la habitación de Silvia en
el piso superior se desvanecían lentamente, y entonces supo en ese momento que esa mujer realmente no iba a prestarle más atención.
Dentro de la habitación, Silvia tomó su medicina, se acostó en la cama y lentamente se fue quedando dormida. Pero poco después, la puerta de su habitación, que ya había sido cerrada con llave, se abrió al instante y una figura alta entró.
El hombre apartó las rápidamente cobijas y jaló a Silvia hacia su regazo, abrazándola fuertemente. Oliendo el familiar y agradable aroma de Silvia, el malestar de Julio se alivió un poco.
Silvia se dio cuenta en ese momento, abrió los ojos, pero en la habitación oscura no podía ver bien al hombre, extendió la mand para empujarlo.
Sin embargo, Julio la abrazó aún más fuerte.
-No te muevas, déjame abrazarte
El tono del hombre era muy bajo y ronco, claramente su resfriado había empeorado.
-Déjame ir -Silvia se dio cuenta de que él estaba ardiendo.
Julio apoyó su frente contra la de ella: -No te soltaré.
Cuando Silvia intentó empujarlo, accidentalmente tocó algo y se ech hacia atrás por reflejo.
Julio gimió de agudo dolor,
-Te dije, no te muevas.
La nuez de Adán se movió ligeramente.
Silvia escuchaba el fuerte latido del corazón de él y se encogió hacia adentro, pero pronto el hombre la abrazó de nuevo con sus largos brazos.
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Julio se apoyó con suavidad en ella, y a diferencia de la vez anterior, esa vez se dio cuenta de que le costaba aún más conciliar
el sueño. Él definitivamente nunca fue un caballero, su mano grande comenzó a vagar por todas partes de ella.
Silvia se dio cuenta en ese momento y, por instinto, trató de evitarlo:
-¿Qué estás haciendo?
-¿No lo quieres? -le preguntó Julio
-¿No estabas insatisfecha? Ahora tienes la gran oportunidad.
Parecía que la temperatura de su cuerpo había velozmente subido un grado.
-No necesito este tipo de oportunidad.
Silvia se encogió aún más hacia adentro, hasta que ya no pudo retroceder más.
-Era demasiado tarde.
No se sabía cuándo, Julio ya se había
desvestido. Cuando la abrazo de Le
nuevo, ela podía sentir todo de él.
Julio no le dio a Silvia la oportunidad de resistirse; la besó de forma dominante y apasionada.
Silvia temblaba sin control mientras
lo soportaba; ella quería quedarm embarazada def hijo de Julio lo más pronto posible para salvar a The
content is on !
Juan.
Al ver los movimientos un tanto
reacios de Silvia, Julio no pude evitar sentir una fuerte punzada de celos.
-¿Qué pasa, con Luis sí y conmigo no?
¡Paf! Apenas terminó de hablar, Silvia le dio una fuerte bofetada.
El golpe fue contundente y hasta la misma Silvia se sorprendió
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